El hambre, que mata callando, mata a los callados. Los expertos, los pobrólogos, hablan por ellos. Nos cuentan en qué no trabajan, qué no comen, cuánto no pesan, cuánto no miden, qué no tienen, qué no piensan, qué no votan, en qué no creen. Sólo nos falta saber por qué los pobres son pobres. ¿Será porque su hambre nos alimenta y su desnudez nos viste?
"Lo que llamamos hogar es también un decorado. Creemos que los detalles íntimos y familiares de nuestros propios espacios -esos libros y revistas, las prendas de vestir desperdigadas- son parte única e integral de nuestras vidas pero de alguna manera no son más que elementos de atrezo para nuestra propia narración. Pensamos en nuestros espacios personales como algo "real"y tenemos la sensación de que los llenamos con cosas que nos son propias, diferentes de la de cualquier otra persona".
Este blog es apenas un esbozo de diálogo imaginario, cuando la pregunta es ¿Qué te pasa? y la respuesta ¡Nada!. La duda remite a ¿En qué te quedaste pensando? y lo que sigue es esto...
